Por Qué los Humanos se Están Degenerando

Por Raúl Esperante y
L. James Gibson
Geoscience Research Institute

La teoría de la evolución de Darwin se basó en variaciones hereditarias que proporcionan a los individuos mejores habilidades para sobrevivir y reproducirse. Hay una lucha por la existencia y los individuos que están mejor adaptados serán seleccionados naturalmente y aquellos con rasgos menos favorables tendrán menos posibilidades de sobrevivir y reproducirse. Darwin no sabía cómo se produce la variación en los organismos, pero sólo pasaron unas pocas décadas antes de descubrir que el principal mecanismo de variación genética es la mutación del ADN, la molécula que transporta la información para que las células funcionen, crezcan y se reproduzcan. La palabra mutación fue acuñada por el genetista Hugo de Vries en 1901 para nombrar formas aparentemente nuevas que surgían repentinamente en experimentos con la planta de onagra. De esta manera los científicos descubrieron los efectos de las mutaciones varias décadas antes de descubrir la estructura del ADN, la cual fue desentrañada por varios científicos en la década de 1950.

Las mutaciones son cambios en la estructura del ADN; cambios en las disposiciones secuenciales de las bases de ADN (A = adenina, C = citosina, T = timina, G = guanina), que es el mensaje genético que contiene información. Hay diferentes tipos de mutaciones dependiendo de lo que cambien. Tres de las variaciones más comunes son las mutaciones puntuales, que implican un cambio en una sola base, mutaciones de duplicación, que ocurren cuando un par de cromosomas intercambia material genético, y mutaciones de inversión, cuando una sección del ADN se invierte de modo que se lee al revés.

Habiendo explicado cómo se producen las mutaciones en el ADN, los científicos pensaron que la teoría de la evolución quedaba sólidamente establecida con el mecanismo doble de mutación, que aporta nuevos rasgos a las células y los organismos, y selección natural, que selecciona los mejores rasgos y elimina los rasgos perniciosos y desfavorables. De esta manera, las mutaciones pasaron a ser los agentes creativos, aportando nueva información para nuevas proteínas, funciones y órganos, con el tiempo originando nuevos esquemas biológicos y especies. Con esta base la teoría de la evolución fue reformulada recibiendo el nombre de Neo-Darwinismo.

Sin embargo, en los últimos sesenta años los científicos se han dado cuenta de que las mutaciones no son el mecanismo creativo que esperaban y que la teoría de la evolución necesitaba. Algunas mutaciones en el ADN no tienen ningún efecto, son neutrales, pero la mayoría de las otras son dañinas, siendo las mutaciones beneficiosas extremadamente raras. A pesar de ello, los neo-darwinistas afirman que las mutaciones beneficiosas, aunque extremadamente raras, ocurren y proporcionan variaciones genéticas, y en última instancia nuevos rasgos, esquemas, órganos y organismos. El problema es que las mutaciones son casi siempre perjudiciales. ¿Cómo puede basarse una teoría de la evolución que pretende explicar el origen de moléculas orgánicas, esquemas, planes corporales y, en última instancia, diversidad biológica, en un mecanismo que produce lo contrario, a saber, el mal funcionamiento o incluso la destrucción de células y órganos?

Un estudio publicado recientemente por varios genetistas que trabajan en instituciones de investigación en los Estados Unidos explica este problema.[1] El estudio se llevó a cabo en varias familias humanas a lo largo de tres generaciones, con el propósito de estudiar cuántas mutaciones ocurren en cada persona, y si este número varía en diferentes familias. Las mutaciones se identificaron comparando secuencias de ADN en niños, padres y abuelos. Los cambios en el ADN de los niños fueron identificados como heredados del padre o de la madre, o de origen nuevo en el niño. El número de mutaciones se comparó en un total de 33 familias, cada una de las cuales tenía de 4 a 16 hijos.

Los resultados mostraron que cada persona tenía un promedio de setenta mutaciones, pero diferentes familias tenían diferentes números de variaciones genéticas. El número de mutaciones también aumentó con la edad de los progenitores. Los padres mayores engendraron hijos con más mutaciones que los progenitores más jóvenes. El mayor número de mutaciones fueron heredadas de los padres. Las diferencias en las edades de los progenitores origina diferencias en el número de mutaciones en distintas familias. Los investigadores también encontraron que alrededor del 10% de las mutaciones no fueron heredadas de ninguno de los progenitores, pero ocurrieron en el niño durante su desarrollo.

Este es un estudio más que muestra que, aunque teóricamente las mutaciones todavía juegan un papel central en la teoría evolutiva, sin embargo, son vistas cada vez más como problemáticos. En primer lugar, la tasa de mutación es demasiado lenta para permitir los rápidos cambios observados en las especies vivas. Esta rápida adaptación a los entornos locales se debe a otros mecanismos, como el ‘encendido’ y ‘apagado’ de los genes por factores ambientales (cambios “epigenéticos") y probablemente incluso la influencia de la dieta y las bacterias intestinales en los genes.  Un segundo desafío para la teoría evolutiva son las mutaciones que se observan y no parecen capaces de producir nuevos órganos y esquemas corporales como lo exige la teoría de la evolución. En lugar de ello, estas mutaciones modifican las características existentes, generalmente dañando los genes que las controlan. En tercer lugar, es bien sabido que las mutaciones beneficiosas son muy raras en comparación con las mutaciones con efectos negativos menores. Por lo tanto, a lo largo de muchas generaciones las mutaciones negativas se acumulan mucho más rápido que las mutaciones beneficiosas, causando finalmente el fallo del sistema genético, a lo que se le llama "catástrofe de errores".

Este estudio arroja luz importante sobre los índices de mutación y algunos de los factores que causan variación en la tasa, y muestra que la tasa de mutación medida es lo suficientemente alta como para producir la degeneración de la especie. Esto es extremadamente significativo porque la teoría de la evolución requiere un mecanismo que cree información nueva y beneficiosa que sea útil para construir nuevos esquemas y órganos. Este estudio muestra que el mecanismo propuesto—las mutaciones—no es capaz de crear la información beneficiosa que necesita la teoría, cuestionando fuertemente la validez de la teoría de la evolución.


[1]Sasani, TA, BS Pedersen, Z Gao, L Baird, M Przeworski, LB Jordo, AR Quinlan. 2019. Large, three-generation human families reveal post-zygotic mosaicism and variability in germline mutation accumulation. eLife 2019:8:e46922; DOI: https://doi.org/10.7554/eLife.46922.