No Hace Falta Vestirse Tan Bien Para Impresionar

Raúl Esperante, Geoscience Research Institute, Loma Linda, California

 

Uno de los argumentos más esgrimidos para probar la evolución darwiniana es la supuesta selección sexual que tiene lugar en ciertas especies de animales. Como ejemplo se suele citar la elaborada ornamenta de ciertos pájaros, en los que los machos muestran orgullosos sus sofisticados y coloridos plumajes para impresionar a las hembras. Se dice que las hembras se fijan en los plumajes y las danzas de los machos y seleccionan aquellos más elaborados.[1] Como ejemplo clásico se suele citar a los pavos reales, en los que el largo y colorido plumaje, se dice, es una ventaja adaptativa en la cual las hembras se fijan a la hora de elegir pareja. Desde un punto de vista evolutivo, se ha afirmado que el poseer plumajes espectaculares es el resultado de mejores genes,[2] por lo que la selección de estos individuos por parte de las hembras asegura la mejora de la especie. Esta idea había sido cuestionada por varios estudios,[3] aunque permanece todavía bien establecida en la comunidad educativa.

Sin embargo, un reciente estudio llevado a cabo por científicos japoneses ha concluido que las hembras de los pavos reales  no prestan demasiada atención a estos machos “superdotados” en plumajes.[4] Esta conclusión es un mazazo para los evolucionistas, quienes han usado este argumento durante muchas décadas y ha aparecido en numerosos libros de texto y documentales de televisión. Se podría aplicar también a otras muchas aves que presentan sofisticados plumajes, incluyendo otras especies de pavos, gallinas, perdices, faisanes, etc., las cuales tienden a mostrar fastuosos plumajes.

En su estudio, Takahashi y sus colegas observaron una población de varias decenas de pavos reales durante cortejos sexuales. Encontraron que durante dichos cortejos los machos muestran y sacuden sus colas directamente hacia una hembra que pase cercana, produciendo un ruido con la sacudida de las plumas. Las hembras parecen solicitar esta sacudida al caminar alrededor del macho.

Los  investigadores encontraron que había poca variación en el comportamiento de las hembras en relación con la apariencia de la cola emplumada de los machos, y no pudieron detectar ningún vínculo entre la idoneidad de los machos y las características de las plumas de sus colas. Puesto que los machos parecen cantar en respuesta a los paseos de las hembras, los investigadores concluyeron que  los complejos cantos de los machos en celo podrían afectar al éxito del apareamiento. Quizá las ornamentadas colas sean nada más que señales visuales para llamar la atención de las hembras, las cuales una vez producido el contacto visual, ignoran todo el teatro visual de los machos centrándose más en su capacidad como cantantes.

Estos hallazgos van a ser controvertidos, pues otros investigadores han presentado estudios que sugieren que las colas de los pavos reales y otras aves parecen influenciar la selección de machos por parte de las hembras.[5] Se necesitará mucha más investigación para determinar si los ornamentados plumajes ejercen alguna influencia en la capacidad reproductora de los machos de ciertas especies de aves.

Sin embargo, los estudios de este equipo japonés llaman la atención a aquellos que apresuradamente proponen modelos evolutivos que se basan en presuposiciones no confirmadas. Este es un problema que se extiende a muchas áreas de la Biología y de la Paleontología. Por ejemplo, algunos paleontólogos afirman que las impresionantes ornamentas óseas de ciertas especies de dinosaurios ceratopsianos y otros animales del pasado tenían el propósito de atraer a las hembras. Sin embargo, los científicos poseen pocos o ningún dato que lo confirme, excepto las suposiciones basadas en observaciones en animales vivos, las cuales a su vez son tentativas y no certeras. ¿Qué pasará con esas suposiciones si se demuestra que los ornamentos en las aves modernas no ejercen ninguna influencia en la capacidad reproductora? Quizá habrá que desechar muchas explicaciones, modelos y teorías acerca del pasado que se daban por ciertas.

REFERENCIAS

[1] Andersson, M. (1994), Sexual Selection, Princeton University Press, Princeton, New Jersey.

[2] Petrie, M. (1994), Improved growth and survival of offspring of peacocks with more elaborate trains., Nature

371(13 Oct 1994), 598 - 599

[3] Por ejemplo, Gontard-Danek, M.-C. M., A. P. (1999), The strength of sexual selection: a meta-analysis of bird studies. , Behavioral Ecology

10, 476-486.

[4] Takahashi, M., et al. (2008), Peahens do not prefer peacocks with more elaborate trains, Animal Behaviour, 75(4), 1209-1219.

[5] Petrie, M., et al. (1991), Peahens prefer peacocks with elaborate trains, Animal Behaviour, 41(2), 323-331.