Halos de Polonio - Lecciones para la investigación de los Orígenes

por Ben Clausen

Halos en biotitas

 

Como creyente en la creación, ¿no sería estupendo tener pruebas irrefutables para probar que los creacionistas tienen la razón y que los evolucionistas están equivocados? El físico Robert Gentry cree que los halos de polonio, presentes en algunas rocas graníticas, proveen tales pruebas.1 Estos halos son decoloraciones circulares (Fig. 1) cuyo tamaño en algunos casos indica que se formaron por la desintegración del elemento radioactivo polonio, particularmente su isótopo Polonio-218 (218Po). La mitad de los átomos de 218Po se descompone en tres minutos, así que esencialmente el total de los átomos desaparecerían en muy poco tiempo. Los halos solamente pueden formarse en cristales sólidos, de modo que los cristales que contengan 218Po sin descomponer deben haberse solidificado muy rápidamente. La conclusión de Gentry es que los granitos que contienen estos halos deben haberse formado en menos de una hora, lo que solamente podría explicarse por la acción de Dios generándolos rápidamente durante la semana de la creación.

 Robert V. Gentry (nacido en 1933) tiene un máster en física de la Universidad de Florida, obtuvo su doctorado en el Georgia Institute of Technology, y trabajó en la industria de la defensa. Debido a su investigación sobre los halos, en 1969 el Oak Ridge National Laboratory le ofreció trabajar en una búsqueda de elementos súper pesados, y trabajó allí hasta comienzos de la década de 1980. Gentry se unió a la Iglesia Adventista del Séptimo Día en 1959 y es un creacionista que cree en un universo joven, es decir, creado hace unos pocos miles de años. Ha estudiado los halos radioactivos durante gran parte de su vida y cree que los halos de polonio son “la huella digital de Dios” de la creación. 2
Desde su publicación hace cincuenta años, el argumento de los halos pleocroicos de polonio ha sido promocionado exhaustivamente por Gentry, criticado por científicos, y actualizado por algunos creacionistas. Aquí se resumirán detalles y críticas, para luego extraer algunas lecciones interesantes acerca de cómo funciona la ciencia y cómo se manejan los argumentos relacionados con los orígenes.

Figura 2. Daño esférico por radiación de desintegración alfa Cuando los átomos radioactivos se desintegran en algún lugar en un mineral, emiten partículas alfa en tres dimensiones. Las partículas dañan el enrejado cristalino del mineral, y lo hacen particularmente al final de su trayectoria. El daño provoca la decoloración del mineral en un patrón similar a una concha esférica alrededor del centro del halo, después de decenas de millones de desintegraciones alfa.

 

El Argumento de los Radiohalos

Cuando un átomo de uranio-238 (238U) se descompone, su núcleo emite una partícula alfa formada por dos protones y dos neutrones. Si los átomos de uranio están concentrados en un punto en un mineral como una mica biotita en una roca granítica, las partículas alfa irradiarán desde ese punto como si fueran fuegos artificiales (Fig. 2). A medida que los millones de partículas alfa irradian en tres dimensiones dañan la estructura cristalina del mineral, especialmente al final de su recorrido, formando un patrón de decoloración esférica observable como un círculo si la esfera es cortada por la mitad, como si se cortara una naranja.3
La descomposición del 238U ocurre en una serie de pasos, emitiendo ocho partículas alfa y seis partículas beta (electrones con insuficiente energía para hacer daño) hasta convertirse finalmente en el isótopo estable plomo-206 (206Pb).

Por consiguiente, se formarán ocho esferas concéntricas de daños por radiación, cada una de ellas con un radio diferente propio de la energía de la partícula alfa emitida por el isótopo en desintegración en cada uno de esos pasos, y que está directamente relacionada con el tiempo que le toma a ese átomo en particular desintegrarse (Ref. 1, p. 21) (Fig. 3).

La desintegración radiactiva es exponencial, así que su velocidad de desintegración (descomposición) se expresa en términos de vida media (período de semidesintegración). Por ejemplo, si 32 átomos tienen una vida media de un minuto, después de un minuto como promedio existirán 16 átomos, 8 después de dos minutos, 4 después de tres minutos, 2 después de 4 minutos, y 1 después de 5 minutos.

El argumento de Gentry es que en algunos casos en la biotita sólo se encuentran las tres últimas de las esferas formadas por la desintegración de los núcleos intermedios de polonio (con 84 protones). Existen tres isótopos de polonio, que son el 218Po, con 134 neutrones y un período de semidesintegración de 3 minutos, el 214Po, con 130 neutrones y un período de semidesintegración de 164 microsegundos, y el 210Po 126 neutrones y un período de semidesintegración de 138 días. Las tres enigmáticas esferas concétricas que aparecen en el mineral biotita fueron publicadas por primera vez en 1917 y estudiadas en detalle en 1939.5

Los halos de polonio estudiados por Gentry aparecen especialmente en cristales de biotita de rocas graníticas canadienses clasificadas como precámbricas (Ref. 1, p.23, 35), que se interpretan como algunas de las rocas más antiguas en la Tierra. Gentry considera que los átomos de polonio que produjeron estos halos eran primordiales o primigenios (Ref. 1, p. 41) y no productos descendientes de la desintegración del uranio, porque hay muy pocas evidencias de daño radiactivo inducido por desintegración de uranio en asociación con estos halos de polonio (Ref. 1, p. 44).

Para Gentry, el magma líquido (Ref. 1, p. 36) no debió enfriarse lentamente, demorando muchos años, y cristalizarse como las rocas graníticas que contienen esos halos (Ref. 1, p. 45, 61). El granito habría tenido que formarse en menos de una hora, debido a lo breve del período de semidesintegración del 218Po; por esto Gentry concluye que estos halos son evidencias de la creación divina inmediata de las rocas graníticas como registra el relato en Génesis 1. Esto se corresponde con la creación aparentemente instantánea que se relata en Salmos 33: 6-9 (Ref. 1, p. 32).

Si estas rocas graníticas se formaron rápidamente en el pasado reciente, entonces las largas edades radiométricas deben ser incorrectas y las tasas de desintegración de los átomos radioactivos deben haber sido mucho más rápidas en el pasado, como por ejemplo, durante la creación y durante el diluvio de Noé (Ref. 1, p. 33, 134). En general, Gentry cree que sus resultados “desafían todos los aspectos de la geología evolutiva” (Ref. 1, p. 59) y la teoría de síntesis nuclear estelar para el origen de los elementos (Ref. 1, p. 29).

Gentry menciona que no todos los halos de polonio son primordiales (Ref. 1, p. 51), o lo que es lo mismo, indicativos de las rocas primigenias de la Tierra. Los halos secundarios son diferentes (Ref. 1, p. 50) al estar formados solamente por 210Po (con un período de semidesintegración de 138 días), que tiene como precursor 210Pb (Plomo-210, con un período de semidesintegración de 22 años). Estos períodos de semidesintegración más largos indican que hay tiempo suficiente disponible para que estos productos intermedios de la desintegración del uranio sean transportados y precipitados de una disolución acuosa. Estos halos aparecen en la madera que sufrió el proceso de transformación en hulla6 (Ref. 1, p. 51-55) y exhiben halos tanto elípticos como dobles (Ref. 1, p. 57). Los halos elípticos indican que los halos circulares han sido comprimidos.

Los halos dobles son en parte circulares y en parte elípticos, sugiriendo que el 210Pb precursor se descompuso a 210Po, el cual formó halos circulares que fueron (rápidamente) comprimidos; y luego después de la compresión el 210Pb restante continuó descomponiéndose a 210Po, el cual formó nuevos halos circulares, esta vez sin compresión.

Los halos con forma de lenteja también parecen ser halos secundarios que muestran evidencias de transporte en algunas situaciones  (Ref. 1, p. 49).

Figura 3: Halos de desintegración que se forman a partir del uranio-238 Un diagrama idealizado de los ocho halos concéntricos que se forman por daño a un mineral durante la desintegración alfa del uranio-238 y sus productos descen‑ dientes. No se incluye la desintegración beta porque no forma halos. Cada halo esférico está etiquetado con el isótopo radioactivo que lo origina, su período de semidesintegración, y la energía de la partícula alfa en MeV (millón de electronvoltios). El tamaño de un halo es del orden de 30 micras.

Un Pequeño Gran Misterio

 Las investigaciones de Gentry han resultado en numerosas publicaciones en revistas científicas prominentes,8 extendiendo sus investigaciones a halos enanos y gigantes que algunos piensan pueden ser resultado de la desintegración de elementos súper pesados (Ref. 1, p. 43). Gentry ha presentado sus investigaciones en congresos sobre creacionismo y ha publicado un libro sobre su investigación y los desafíos que resultan de su promoción (ver Ref. 1). Incluso aquellos que no están de acuerdo con las conclusiones de Gentry reconocen que no pueden explicar fácilmente cómo se formaron los halos en los granitos en la manera en que lo hacen  (Ref. 20, p. 35). En un intercambio de opiniones en la literatura científica, un ilustre científico que está en desacuerdo con Gentry reconoció que estos halos son como “un pequeño misterio” (Ref. 1, p. 4), frase de la que Gentry tomó el nombre para su libro.

Con el tiempo Gentry ha extendido sus investigaciones más allá de los halos de polonio. Él invoca eventos singulares en la creación, la caída (en pecado), y el diluvio, donde define “singularidad” como “un conjunto de eventos que requieren más que las leyes físicas conocidas para ser explicados” (Ref. 1, pp. 152, 199). Como él cree que las rocas graníticas son rocas primigenias que solamente pudieron ser creadas por Dios, ha lanzado el reto para que alguien refute su teoría sintetizando en el laboratorio una pieza de granito del tamaño de un puño.12  Ha producido vide‑ os que suministran evidencias adicionales a favor de una Tierra joven (The Young Age of the Earth, y Fingerprints of Creation, en español “La Edad Joven de la Tierra”, y “Huellas Digitales de la Creación”) que fueron brevemente promocionados por la Adventist Review.13  Ocasionalmente, ha sido invitado a compartir sus ideas en eventos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día sobre ciencia y religión, como por ejemplo en Nueva Escocia en 1979 y en Colorado en 2003. También ha sugerido la idea de un universo joven y de la constelación Orión como la ubicación del trono de Dios en el centro cósmico del universo.14

 Más recientemente otros creacionistas han desarrollado modelos alternativos del argumento de los halos. En tanto que rechazan los halos de polonio como demostrativos de una creación primigenia del granito,15 aceptan que los halos de polonio demuestran la formación rápida del granito.16

Se han usado estos halos como evidencia del enfriamiento rápido del magma, del transporte hidrotermal rápido, de la formación rápida de los diamantes,17 y de velocidades de desintegración aceleradas.18 Algunos investiga­dores no creacionistas también han aportado ideas para la interpretación de los halos de polonio. 19

Críticas

Se han presentado varias críticas al argumento de los halos de polonio.20  El 1 y 2 de agosto del año 1988 se llevó a cabo una serie de presentaciones sobre el tema en un evento en la Universidad de Loma Linda.21  Las críticas que se presentaron se resumen aquí en tres encabezamientos:

1) El polonio parece haberse derivado de la serie de desintegración del uranio en vez de ser primordial, pues el 218Po, el 214Po, y el 210Po son etapas de la serie de desintegración del uranio (Ref. 20, p. 36 y 21); no se encuentran halos de polonio producidos por emisores alfa que no sean parte de esta serie. Los halos de polonio generalmente se encuentran en minerales de rocas con alta concentración de uranio. Existen algunas evidencias para el transporte acuoso del polonio, ya que los halos ocurren en fracturas y fisuras en biotita y fluorita (Ref. 20, p. 35).

(2) Aunque Gentry afirma que los halos de 218Po aparecen solamente en granitos precámbricos primigenios, otros argumentan que estos halos también aparecen en rocas secundarias (Ref. 20, p. 35-36), como los diques de pegmatitas en rocas precámbricas y granitos más jóvenes post-precámbricas. Si esto es cierto, estas apariciones secundarias parecerían negar la afirmación de que los halos de polonio demuestran una creación primigenia.

(3) Gentry parece invocar un gran cambio en el período de semidesintegración de cuatro mil millones de años del uranio, pero acepta un período de semidesintegración constante de 3 minutos para el 218Po (Ref. 1, p. 32-33). Esto parece ser un rechazo inconsistente del uniformismo (Ref. 20, p. 36). Aún más importante es la idea de un cambio en las velocidades de desintegración y períodos de semidesintegración, el cual resultaría en partículas alfa emitidas con energías diferentes, lo que podría producir diferentes radios de halo. Pero los halos para los isótopos en la serie de desintegración del uranio/torio parecen tener un radio constante en todas las rocas observadas (Ref. 1, p. 15). Además, la aceleración de las velocidades de desintegración por un factor de mil millones tiene su propio conjunto de problemas: radiación letal, dispersión masiva de calor, pérdida de la fina sintonización de las fuerzas fundamentales que gobiernan la química y la desintegración radiactiva, y una negación de otros argumentos creacionistas tales como la aparición de carbono-14 en la hulla.

 (4) El desafío sin respuesta que presentó Gentry de crear granito en el laboratorio (Ref. 20, p.36) puede ser resultado de una tecnología que no ha avanzado lo suficientemente, porque ya hay evidencias de que “el granito se ha formado como resultado de procesos naturales” (Ref. 20, p. 37);

(5) El argumento de los halos de polonio en madera que ha sufrido el proceso de formación de hulla es dudoso en cuanto afirma que un sólo conjunto de resultados puede “desafiar todos los aspectos de la geología evolutiva” (Ref. 1, p. 59).

6) Los científicos pueden rechazar el uniformismo de condiciones y tasas de desintegración sin necesariamente rechazar el uniformismo de leyes y procesos.22

Figura 3: Halos de desintegración que se forman a partir del uranio-238 Un diagrama idealizado de los ocho halos concéntricos que se forman por daño a un mineral durante la desintegración alfa del uranio-238 y sus productos descendientes. No se incluye la desintegración beta porque no forma halos. Cada halo esférico está etiquetado con el isótopo radioactivo que lo origina, su período de semidesintegración, y la energía de la partícula alfa en MeV (millón de electronvoltios). El tamaño de un halo es del orden de 30 micras.

Lecciones

La investigación de Gentry parece contradecir las edades geológicas largas y demostrar una edad corta para la Tierra y el universo. Incluso aquellos que critican su argumento no tienen una explicación naturalista totalmente satisfactoria para los halos de polonio23  (también Ref. 11, p. 73, Ref. 20, p. 35, y Ref. 23). Sin embargo, los halos de polonio no proveen un argumento definitivo y son, como muchos otros, argumentos equívocos de la creación y la evolución. Estos argumentos sugieren algunas lecciones relevantes a las investigaciones sobre los orígenes y sobre el proceso de obtención de conclusiones, como se presenta en el cuadro acompañante y se desarrollan más abajo. Las sugerencias son paralelas a las presentadas por la Universidad Andrews para desarrollar investigación en arqueología, otra ciencia histórica. La utilización de estas instrucciones al realizar investigaciones sobre los orígenes puede promocionar el objetivo de las escuelas adventistas de convertirse en “líderes científicos globales”.25

 Malos argumentos – El Geoscience Research Institute (Instituto de Investigaciones en Geociencias) y la Universidad de Loma Linda no desean  usar evidencias y argumentos inade‑ cuados para una creación reciente. Por ejemplo, las investigaciones de estas      instituciones han mostrado la falta de evidencias a favor de las huellas de pisadas de humanos y de dinosaurios juntas en Paluxy, Texas, y de polen en capas de rocas precámbricas del Gran Cañón.26 También son reticentes en el uso de las evidencias a favor de esqueletos humanos gigantes, del hallazgo del arca de Noé, de fósiles en el orden incorrecto en la columna geológica, y de la teoría de las hidroplacas. Es importante observar que el rechazo de un argumento en particular sobre una edad joven no implica el rechazo de un modelo basado en la Biblia (Ref. 20, p. 33).
Earth 1-NASA
Personalidades - Es necesario ejercer precaución al usar argumentos o mo‑ delos motivados por la personalidad: (1) aunque a veces los creacionistas pueden ser discriminados en sus investigaciones o conclusiones, eso no debe validar el uso de argumentos inadecuados o la manera de promoverlos (Ref. 20, p. 33); (2) El rechazo del modelo de creación de una persona en particular no necesariamente equivale al rechazo de un modelo basado en la Biblia. En ese sentido existen varias interpretaciones entre los creacionistas para la edad del universo, del sistema solar, y de la Tierra.

Expectativas – Los creacionistas que defienden una edad joven para la Tierra y el universo no tienen un modelo alternativo naturalista para los depósitos horizontales de rocas, las ubicaciones verticales de los fósiles, o cuándo se formaron éstos, en contraste con el modelo estándar que usa la tectónica de placas, la columna geológica, y las dataciones radiométricas. Los creacionistas han presentado muchas sugerencias de edades cortas, pero demasiado a menudo  han llevado a cabo muy poca investigación para verificar si son válidas. Cuando los creacionistas investigan buscando acciones catastróficas en el registro geológico se dan cuenta de que sus hallazgos sólo en parte ayudan a reinterpretar los datos en el marco de un tiempo corto. Esto, sin lugar a dudas, ocurre porque es mucho más fácil la investigación científica de procesos en curso que de los eventos únicos y puntuales, que no son reproducibles. Estas dificultades no deberían desanimar a los científicos cristianos en la búsqueda de respuestas para los difíciles temas relacionados con el origen de la tierra y las rocas.Debido a que las enseñanzas de la Iglesia Adventista del Séptimo Día sobre salud han sido confirmadas positivamente por la ciencia, se espera que el conocimiento sobre los orígenes también se confirme por la ciencia. Sin embargo, al igual que los judíos en días de Cristo tenían expectativas equivocadas acerca del Mesías (Mt. 11: 1-2; 12: 38-39), los cristianos hoy pueden tener expectativas equivocadas acerca de lo que la ciencia puede hacer. Por tanto, no hemos de esperar que las evidencias y el razonamiento científico necesariamente demuestren la Biblia, pues las evidencias que aportaban señales y maravillas no fueron el enfoque principal utilizado por Jesús o por Pablo (Mt. 16: 4; Jn 4: 48; 1Cor. 1: 18-2: 5).Algo más – Las  evidencias y la lógica científica son importantes para comprender nuestro universo, pero se necesita más que esto para atraer personas a Cristo. El mejor argumento es una “vida de amor desinteresado” coherente,27 a semejanza de Cristo, que trate incluso a los adversarios más acérrimos con respeto,28 que provea una comunidad acogedora y afectuosa, y que haga del mundo un mejor lugar usando la ciencia en el proceso. La comprensión adventista de los orígenes provee una imagen de un Creador bueno y poderoso, digno de confianza ante el mal y con mil maneras de hacer las cosas de las que no sabemos nada.29

 

Algunas Pautas para la Investigación de los Orígenes:

Sé paciente, no esperes respuestas rápidas y fáciles.

No te apures en juzgar a la comunidad científica como más siniestra o prejuiciada que la comunidad creacionista.

No te apures en invocar milagros.

Concluye de los datos sólo aquello que los datos realmente respalden.

No minimices los problemas ni fuerces las interpretaciones para intentar explicar algo.

Trabaja en conjunto con las corrientes principales de estudio y publica las investigaciones.

Fíjate que el hecho de que el modelo científico estándar tenga problemas no significa necesariamente que los datos puedan explicarse en el contexto de un modelo diluvial de edades cortas.

Comprueba realmente las ideas y modelos sobre los orígenes para verificar que se adecuan a los datos que obtenemos de la naturaleza.

Aborda el panorama completo y no solamente aspectos dispersos.

Trabaja en pos de un modelo constructivo en lugar de atacar los modelos ya existentes.

No esperes que la ciencia demuestre la Biblia; se necesitan más que evidencias y razonamientos para llevar a las personas a Cristo.

Trata bien a las personas en la búsqueda de respuestas.

Referencias

 

1Gentry, R. V. 1988. Creation’s tiny mystery, 2nd ed. Knoxville, TN, Earth Science Associates; http://www.halos.com/book/index.htm

2Numbers, Ronald L. 1992. The Creationists: The Evolution of Scientific Creationism. University of California Press, p.252-254.

3Nasdala, L., et al. 2001. “The nature of radiohaloes in biotite: Experimental studies and modeling.” American Mineralogist 86: 498-512.

4Joly, J. 1917. “Radio-active halos.” Nature 99(2492): 456-458. Joly, J. 1917. “Radio-active halos. II.” Nature 99(2493): 476-478. Joly, J. 1923. “Pleochroic haloes of various geological ages.” Proceedings of the Royal Society of London. Series A 102(719): 682-705.

5Henderson, G. H. and F. W. Sparks 1939. “A quantitative study of pleochroic haloes. IV. New types of haloes.” Proceedings of the Royal Society of London. Series A 173(953): 238-249. Henderson, G. H. (1939). “A quantitative study of pleochroic haloes. V. The genesis of haloes.” Proceedings of the Royal Society of London. Series A 173(953): 250-264.

6Gentry, R. V., et al. 1975. “Radiohalos in coalified wood: new time limits imposed on coalification time and geological age.” Eos, Transactions, American Geophysical Union 56(6): 473. Gentry, R. V., et al. 1976. “Radiohalos in coalified wood: new evidence relating to the time of uranium introduction and coalification.” Science 194: 315-318.

7Gentry, R. V. 1975. “Spectacle haloes [reply].” Nature 258: 269-270.

8Gentry, R. V. 1965. “Pleochroic halos and the age of the earth.” American Journal of Physics 33: 878. Gentry, R. V. 1966. “Abnormally long α-particle tracks in biotite (mica).” Applied Physics Letters 8(3): 65-67. Gentry, R. V. 1966. “Alpha radioactivity of unknown origin and the discovery of a new pleochroic halo.” Earth and Planetary Science Letters 1: 453-454. Gentry, R. V. 1966. “Anti-matter content of the Tunguska meteor.” Nature 211(5053): 1071-1072. Gentry, R. V. 1967. “Extinct radioactivity and the discovery of a new pleochroic halo.” Nature 213(5075): 487-489. Gentry, R. V. 1968. “Fossil alpha-recoil analysis of certain variant radioactive halos.” Science 160: 1228-1230. Gentry, R. V. 1971. “Radiohalos: some unique lead isotope ratios and unknown alpha radioactivity.” Science 173: 727-731. Gentry, R. V., et al. 1973. “Ion microprobe confirmation of Pb isotope ratios and search for isomer precursors in polonium radiohaloes.” Nature 244: 282-283. Gentry, R. V. 1973. “Radioactive halos.” Annual Review of Nuclear Science 23: 347-362. Gentry,R. V., et al. 1974. “’Spectacle’ array of 210Po halo radiocentres in biotite: a nuclear geophysical enigma.” Nature 252: 564-566. Gentry, R. V. 1974. “Radiohalos in a radiochronological and cosmological perspective.” Science 184: 62-66. Gentry, R. V., et al. 1976. “Evidence for primordial superheavy elements.” Physical Review Letters 37(1): 11-15. Gentry, R. V., et al. 1982. “Differential helium retention in zircons: implications for nuclear waste containment.” Geophysical Research Letters 9(10): 1129-1130. Gentry, R. V., et al. 1982. “Differential lead retention in zircons: implications for nuclear waste containment.” Science 216: 296-298.

9 Gentry, R. V. 1970. “Giant radioactive halos: indicators of unknown radioactivity?” Science 169: 670-673. Gentry, R. V., et al. 1978. “Implications on unknown radioactivity of giant and dwarf haloes in Scandinavian rocks.” Nature 274: 457-459.

10 Gentry, R. V. 1986. Radioactive halos: implications for creation. IN: Proceedings of the first International Conference on Creationis. August 4-9, 1986, Pittsburgh, Pennsylvania. R. E. Walsh, C. L. Brooks and R. S. Crowell, eds. Pittsburgh, PA, Creation Science Fellowship. 2: 89-112.

11 Brown, R. H. 1997. “The nature of evidence for the activity of supernatural intelligence, as illustrated by polonium radiohalos.” Origins 24(2): 65-80; assets/public/publications/origins/24065.htm, p. 73. 12 Gentry, R. V. 1979. “Time: measured responses [respuesta].” Eos, Transactions, American Geophysical Union 60(22): 474.

13 1999. Adventist Review 176(1): 32.

14 The Orion Foundation; http://www.orionfdn.org/

15 Walker, T. 2001. “New radiohalo find challenges primordial granite claim.” TJ 15(1): 14-16. Armitage, M. 2001. “New record of polonium radiohalos, Stone Mountain granite, Georgia (USA).” TJ 15(1): 86-88. Snelling, A. A., et al. 2003. “Abundant Po radiohalos in Phanerozoic granites and timescale implications for their formation.” Eos, Transactions, American Geophysical Union 84(46): Fall Meet., Suppl. Abstract V32C-1046. Garner, P. A. 2009. “Are polonium radiohalos primordial?” Accedido 11September 2014, en http://thenewcreationism.wordpress.com/2009/06/01/are-polonium-radiohalos-primordial/

16 Snelling, A. A. 2000. Radiohalos. En: Radioisotopes and the age of the earth: a young-earth creationist research initiative. L. Vardiman, A. A. Snelling and E. F. Chaffin, eds., Institute for Creation Research. 1: 381-468. Snelling, A. A. 2000. “Polonium radiohalos:

still ‘a very tiny mystery’.” Acts & Facts 29(8); http://www.icr.org/article/471/. Snelling, A. A. y M. H. Armitage 2003. Radiohalos -- a tale of three granitic plutons. Proceedings of the fifth International Conference on Creationism. August 4-9, Pittsburgh, Pennsylvania. R. L. Ivey Jr., ed., Pittsburgh, PA, Creation Science Fellowship: 243-267. Snelling, A. A. 2005. Radiohalos in granites: evidence for accelerated nuclear decay. En: Radioisotopes and the age of the earth: results of a young-earth creationist research initiative.

“Polonium radiohalos: still ‘a very tiny mystery’.” Acts & Facts 29(8); http://www.icr.org/article/471/. Snelling, A. A. y M. H. Armitage 2003. Radiohalos -- a tale of three granitic plutons. Proceedings of the fifth International Conference on Creationism. August 4-9, Pittsburgh, Pennsylvania. R. L. Ivey Jr., ed., Pittsburgh, PA, Creation Science Fellowship: 243-267. Snelling, A. A. 2005. Radiohalos in granites: evidence for accelerated nuclear decay. En: Radioisotopes and the age of the earth: results of a young-earth creationist research initiative. L. Vardiman, A. A. Snelling and E. F. Chaffin, eds. Institute for Creation Research. 2: 101-207. Snelling, A. A. 2006. “Radiohalos: Startling evidence of catastrophic geologic processes on a young earth.” Creation 28(2): 46-50. Snelling, A. A. 2008. Radiohalos in the Cooma metamorphic complex, New South Wales, Australia: the mode and rate of regional metamorphism. En: Proceedings of the sixth International Conference on Creationism. August 3-7, Pittsburgh, Pennsylvania. A. A. Snelling, ed., Pittsburgh, PA, Creation Science Fellowship: 371-387. Snelling, A. A. (2008). Radiohalos in the Shap Granite, Lake District, England: evidence that removes objections to flood geology. En: Proceedings of the sixth International Conference on Creationism. August 3-7, Pittsburgh, Pennsylvania. A. A. Snelling, ed., Pittsburgh, PA, Creation Science Fellowship: 389-405. Snelling, A. A. 2008. “Testing the hydrothermal fluid transport model for polonium radiohalo formation: the Thunderhead Sandstone, Great Smoky Mountains, Tennessee–North Carolina.” Answers Research Journal 1: 53-64; https://answersingenesis.org/geology/radiometric-dating/testing-model-for-polonium-radiohalo-formation/. Snelling, A. A. and D. Gates 2009. “Implications of polonium radiohalos in nested plutons of the Tuolumne Intrusive Suite, Yosemite, California.” Answers Research Journal 2: 53-77; https://answersingenesis.org/geology/radiometric-dating/polonium-radiohalos-tuolumne-intrusive-suite-yosemite-california/. Snelling, A. A. 2014. “Radiohalos in multiple, sequentially intruded phases of the Bathurst Batholith, NSW, Australia: evidence for rapid granite formation during the flood.” Answers Research Journal 7: 49-81; https://answersingenesis.org/geology/radiometric-dating/radiohalos-in-multiple-sequentially-intruded-phases-of-the-bathurst-batholith-nsw-australia-evidence/

 17 Armitage, M. H. 1995. “Internal radiohalos in a diamond.” Creation Ex Nihilo Technical Journal 9(1): 93-101. Wise, K. P. 1998. “Radiohalos in diamonds.” Creation Ex Nihilo Technical Journal 12(3): 285-286; Armitage, M. [respuesta], p.286-287;  Gentry, R. [respuesta], p.287-290. Armitage, M. H. and A. A. Snelling 2008. Radiohalos and diamonds: are diamonds really forever? En: Proceedings of the sixth International Conference on Creationism: held August 3-7, Pittsburgh, Pennsylvania. A. A. Snelling, ed., Pittsburgh, PA, Creation Science Fellowship: 323-334.
18 Snelling, A. A. 2005. Radiohalos in granites: evidence for accelerated nuclear decay. IN: Radioisotopes and the age of the earth: results of a young-earth creationist research initiative. L. Vardiman, A. A. Snelling and E. F. Chaffin, eds., Institute for Creation Research. 2: 101-207.

19 Moazed, C., et al. 1973. “Polonium radiohalos: an alternate interpretation.” Science 180: 1272-1274.

20 Meier, H. and W. Hecker 1976. “Radioactive halos as possible indicators for geochemical processes in magmatites.” Geochemical Journal 10: 185-195. York, D. 1979. “Polonium halos and geochronology.” Eos, Transactions, American Geophysical Union 60(33): 617-618. Wakefield, J. R. 1988. “The geology of Gentry’s “tiny mystery”.” Journal of Geological Education 36: 161-175. Wakefield, J. R. 1988. “Gentry’s tiny mystery—unsupported by geology.” Creation/Evolution 22: 13-33. Wise, K. P. 1989. “Radioactive halos: geological concerns.” Creation Research Society Quarterly 25: 171-176. Gentry, R. V. [respuesta], p.176-180. Rowland, S. C., et al. 1989. “Adventist scientists & Robert Gentry’s pleochroic halos.” Spectrum 20(1): 56-57. Lechner, J. H. 1989. “Book Review: Creation’s tiny mystery.” Perspectives on Science and Christian Faith 41(3): 175-176. Wakefield, J. R. and G. Wilkerson 1990. Geologic setting of polonium radiohalos. En: Proceedings of the second International Conference on Creationism. July 30 - August 4, 1990, Pittsburgh, Pennsylvania. R. E. Walsh and C. L. Brooks, eds. Pittsburgh, PA, Creation Science Fellowship. 2: 329-344.