El mesozoico

Pocas cosas en la ciencia despiertan más interés en los niños que los dinosaurios. Los libros, películas, juguetes, etc. continúan alimentando el interés de los niños en el mundo tan extraño de nuestro pasado, y sin embargo, pocos cristianos saben cómo responder a la curiosidad de sus hijos de manera que sea tanto bíblicamente sólida como científicamente precisa. Aunque una discusión completa de los fósiles en las rocas mesozoicas requeriría varios volúmenes, aquí se presenta una breve sinopsis junto con algunas reflexiones creacionistas para aquellos que estén interesados.

Esqueleto de unTyrannosaurus rex de Black Hills Institute de South Dakota.

El Mesozoico ("vida media") Eratema se compone de tres sistemas: Triásico, Jurásico y Cretácico. Estas rocas mesozoicas forman la mitad del Fanerozoico - las rocas que contienen la mayoría de los fósiles que encontramos—intercaladas entre los eratemas Paleozoico ("vida vieja") y Cenozoico ("vida nueva"). Como ocurre con el resto de la columna geológica, cuanto más arriba en la columna, más jóvenes son las rocas y más se asemejan los fósiles dentro de ellas a la vida en nuestro mundo actual.

Las rocas más inferiores, y por lo tanto más antiguas, del Mesozoico se encuentran en el Triásico. El Triásico comienza justo después del Pérmico, el último de los sistemas paleozoicos. Los fósiles de animales cambian drásticamente después del límite entre el Pérmico y el Triásico, de modo que los evolucionistas se refieren a esto como la Extinción Permo-Triásico (P/T), que se cree que es el evento de extinción más grande que ha ocurrido en la historia de la tierra. A pesar de las grandes extinciones de fauna, la extinción P/T no parece haber afectado a las plantas. Este es un fenómeno interesante del registro fósil: las extinciones de plantas y animales no parecen coincidir como se esperaría desde una perspectiva evolutiva. Se pueden encontrar cambios dramáticos en la flora en el Pérmico medio y más tarde dentro del sistema Cretácico. Las plantas dominantes que se encuentran en el Mesozoico, hasta el Cretácico Inferior, son las gimnospermas: plantas como coníferas, ginkgoes, cícadas y cicadaoides (un grupo extinto). En el Cretácico Inferior, sin embargo, hay una radiación explosiva de un tipo de planta completamente diferente: las angiospermas, que son las plantas con flores. Las angiospermas dominan nuestros ecosistemas hoy en día, pero están totalmente ausentes en las rocas debajo del Cretácico Inferior, excepto por un posible polen del Triásico (Hochuli y Feist-Burkhardt, 2013) y una posible flor del Jurásico (Liu y Wang, 2015).

¿Cómo interpretamos esta ausencia de plantas con flores (que son la forma abrumadoramente dominante de plantas hoy en día) en el Triásico y el Jurásico? Actualmente casi no hay ningún lugar del mundo al que se pueda ir donde no se halle polen de angiospermas. ¿Cómo pudo haber sido tan diferente el pasado? El evolucionista sugiere que las angiospermas evolucionaron durante el Mesozoico a partir de algún tipo de ancestro de las gimnospermas, pero faltan esos fósiles de transición, lo que deja el evento envuelto en un misterio. Quizás, como se discutirá más adelante, la respuesta esté en ecosistemas segregados.

Esqueleto de un stereospondyl amphibian de Los Angeles County Museum of Natural History.

Los animales vertebrados que se encuentran en las rocas del Triásico Inferior y Medio nos habrían parecido muy extraños si los hubiéramos encontrado hoy, aunque muchos de los invertebrados de la actualidad se encuentran en estas rocas. No hay cocodrilos antes del Triásico Superior. En cambio, hay formas similares a los cocodrilos llamados fitosaurios y anfibios estereospondilos. No se encuentran mamíferos herbívoros grandes como vacas, ovejas, antílopes o ciervos; más bien, vemos un gran número de dicinodontos—“reptiles parecidos a mamíferos" con colmillos y pico—así como reptiles de pico afilado llamados rincosaurios. No hay delfines, focas ni tortugas marinas; hay ictiosaurios con forma de delfín, notosaurios de cuello largo y, a menudo, placodontes que imitan a las tortugas y comen almejas. En lugar de armadillos, hay reptiles grandes con la nariz hacia arriba llamados aetosaurios. No hay pájaros, ranas, salamandras o serpientes en estas rocas.

 

Luego, en las rocas del Triásico Superior, hay un cambio repentino. Varios grupos dan a conocer su presencia por primera vez en estos estratos: cocodrilos, tortugas, dinosaurios, pterosaurios (“pterodáctilos”), e incluso mamíferos (Bi, et al., 2014). En el Triásico Superior los dinosaurios y los animales parecidos a los dinosaurios ya son sorprendentemente diversos con formas carnívoras grandes y pequeños y formas herbívoras de diversas formas. Los pterosaurios también están completamente formados y son diversos cuando se encuentran por primera vez en el registro. Esto no es lo que deberíamos esperar dada la evolución darwiniana, donde un nuevo grupo debería evolucionar y aumentar en diversidad con el tiempo. En cambio, vemos apariciones rápidas de nuevos grupos en el registro fósil, ya muy diversos.

 

Esqueleto de un mosasar Platecarpus de Los Angeles County Museum of Natural History.

Con el inicio de las rocas jurásicas, la mayoría de los extraños grupos triásicos mencionados en el último párrafo desaparecen, excepto los ictiosaurios y los estereoespóndilos, y aparecen incluso más grupos, incluidos lagartos y anfibios modernos. Los dinosaurios son aún más diversos en el Jurásico y algunas formas tienen un enorme tamaño. En particular, los saurópodos, dinosaurios como braquiosaurios, apatosaurios y brontosaurios (ahora un género válido nuevamente (Tschopp, et al., 2015)), fueron los animales terrestres más grandes que jamás hayan existido, algunos de los cuales alcanzaron longitudes de más de 30 metros. Se pueden encontrar otros dinosaurios en el Jurásico, incluyendo los dinosaurios blindados como los estegosaurios y grandes carnívoros como los alosaurios y los ceratosaurios.

Aleta de plesiosaurio con hiperfalangia (excesivo número de falanges en comparación para los dígitos ya existentes), Facultad de Minería de Dakota del Sur.

Las rocas marinas de Jurásico sugieren océanos repletos de plesiosaurios de cuello largo con cuatro patas y amonoides con conchas rectas y enrolladas. Muchos tipos nuevos de pterosaurios aparecen en los estratos del Jurásico Superior y Cretácico Inferior, incluidos los ctenochasmátidos que se alimentan por filtración y los dsungaripteridos que aplastan las conchas de moluscos (Witton, 2013). Cabe destacar que la primera ave (aunque tal vez no según Xu, et al., 2011 y Agnolín y Novas, 2013) en el registro fósil, el Archaeopteryx, se encuentra en rocas del Jurásico Medio. Aunque posee las plumas que se requieren de un ave, también tiene varios rasgos de dinosaurio que incluyen una cola larga y huesuda, dientes en sus mandíbulas y manos con garras, evidencias que se han utilizado para defender su estado de transición entre dinosaurios terópodos y aves. Curiosamente, muchos de los dinosaurios más parecidos a pájaros se encuentran en rocas del Cretácico, y el Archaeopteryx y otras aves similares como Anchiornis, Xiaotingia y Aurornis, parecen surgir repentinamente en el registro fósil sin antepasados inmediatos.

Aparte de la aparición de flores y sus polinizadores, las abejas, en el Cretácico este sistema de rocas destaca por su diversidad de dinosaurios. Los herbívoros grandes, ocasionalmente bípedos, como el Iguanodon y los hadrosaurios con pico de pato, dominan los ecosistemas del Cretácico junto con los dinosaurios cuadrúpedos con cuernos, incluidos Triceratops y Centrosaurus. Más raros en el registro fósil son los anquilosaurios fuertemente blindados y los paquicefalosaurios bípedos con cabeza con creta en cúpula. Nuevos grupos de terópodos, incluidos los herbívoros terizinosaurios que imitan a los perezosos terrestres, los parecidos a avestruces desdentados (ornitomimosaurios) y oviraptorosaurios, y los alvarezsaurios, que poseían un solo dedo en cada mano, aparecen por primera vez en el Cretácico. Los pequeños terópodos carnívoros incluían a los famosos dromeosaurios, como el Deinonychus y el Velociraptor. Los terópodos carnívoros más grandes se encuentran en el Cretácico: los tiranosaurios y los caracharodontosáuridos del hemisferio sur (aunque Veterupristisaurus es jurásico (Rauhut, 2011)). Los pterosaurios también alcanzaron tamaños gigantescos, con azdárquidos como Quetzalcoatlus alcanzando 10-11 metros de envergadura de alas.

En contraste con estos animales enormes, el mamífero más grande del Cretácico tiene solo el tamaño de una zarigüeya de Virginia (Hu, et al., 2005). En muchos depósitos del Cretácico se encuentran aves de diversos tipos, incluidas las enantiornitinas, y los mosasaurios—serpientes marinas gigantes de cuatro aletas—dominaban los océanos. Las primeras serpientes, curiosamente que poseen cuatro extremidades, también se encuentran en rocas del Cretácico (Martill, et al., 2015).

Esqueleto de un Triceratops del Museo de Historia Natural de Los Angeles, California.

Luego, con la transición del Cretácico al Paleógeno (límite K-Pg), todo cambia. No hay fósiles de amonoides, ictiosaurios, plesiosaurios, mosasaurios, pterosaurios o dinosaurios por encima del Cretácico. En las rocas cenozoicas se siguen encontrando mamíferos, aves, cocodrilos, ranas, lagartijas, serpientes, insectos y otros animales, pero la ausencia de los demás es un misterio. La explicación más popular en los círculos evolutivos es que un gran asteroide chocó contra la tierra y mató a los dinosaurios. Los animales más pequeños, como los mamíferos y las aves, pudieron sobrevivir, mientras que los grandes dinosaurios no pudieron. Sin embargo, este escenario es obviamente demasiado simplista. ¿Por qué el asteroide mataría amonoides y dejaría calamares? ¿Por qué murieron los pequeños dinosaurios cuando las aves no?

Quizás una mejor explicación es que el límite K-Pg representa el final del Diluvio de Noé. El Cenozoico, entonces, representa la recolonización de la tierra. Ciertos animales como los dinosaurios, pterosaurios, etc. no pudieron sobrevivir en el mundo posterior al Diluvio, mientras que otros tuvieron un éxito increíble. Quizás esto explique por qué el Triásico y otros sistemas poseen equivalentes a los animales de hoy, en lugar de nuestras formas modernas. Los cocodrílidos y fitosaurios vivieron en diferentes ecosistemas anteriores al Diluvio, pero después del Diluvio, la extinción de los fitosaurios permitió que los cocodrilos se apoderaran de todo tipo de ecosistemas compatibles. Las ranas nunca se encontraron en el Carbonífero o el Pérmico, a pesar de ser un lugar que a Kermit le encantaría llamar hogar, porque ya hay otros animales en los ambientes preservados en esos sistemas: microsaurios, dissorófoides y ramiosaurios. Las ranas podrían haber estado restringidas a ciertas áreas antes del Diluvio, pero en el mundo posterior al Diluvio habrían podido extenderse por todo el mundo, mientras que muchos otros grupos de anfibios no pudieron y se extinguieron. En lugar de tomar siempre nuestro mundo actual y tratar de encajar el pasado en él, tal vez debamos reconocer que el lugar fuera de nuestras ventanas es la recuperación de una catástrofe mundial y, como tal, en realidad no es la pauta para la historia de la tierra.


Texto traducido del inglés por Glendy Noemí Catari


Referencias

Agnolín, F.L. and Novas, F.E. 2013. Avian ancestors. A review of the phylogenetic relationships of the theropods Unenlagiidae, Microraptoria, Anchiornis, and Scansoriopterygidae. SpringerBriefs in Earth System Sciences: 1-96.

Bi, S., Wang, Y., Guan, J., Sheng, X., and Meng, J. 2014. Three new Jurassic euharamiyidan species reinforce early divergence of mammals. Nature 514: 579-584.

Hochuli, P.A. and Feist-Burkhardt, S. 2013. Angiosperm-like pollen and Afropollis from the Middle-Triassic (Anisian) of the Gemanic Basin (Northern Switzerland). Frontiers in Plant Science 4: 344.

Hu, Y., Meng, J., Wang, Y., and Li, C. 2005. Large Mesozoic mammals fed on young dinosaurs. Nature 433: 149-152.

Liu, Z.-J. and Wang, X. 2015. A perfect flower from the Jurassic of China. Historical Biology. DOI: 10.1080/08912963.2015.1020423.

Martill, D.M., Tischlinger, H., and Longrich, N.R. 2015. A four-legged snake from the Early Cretaceous of Gondwana. Science 349(6246): 416-419.

Rauhut, O.W.M. 2011. Theropod dinosaurs from the Late Jurassic of Tendaguru (Tanzania). Special Papers in Palaeontology 86: 195-239.

Tschopp, E., Mateus, O.V., and Benson, R.B.J. 2015. A specimen-level phylogenetic analysis and taxonomic revision of Diplodocidae (Dinosauria, Sauropoda). PeerJ 3: e857.

Witton, M.P. 2013. Pterosaurs. Princeton University Press, Princeton, New Jersey.

Xu, X., You, H., Du, K., and Han, F. 2011. An Archaeopterx-like theropod from China and the origin of Avialae. Nature 475(7357): 465-470.