Los Pinzones de las Galápagos
Que Son, de Dónde Vienen, y Qué Nos Enseñan
Por Raúl Esperante
Los pinzones de las Galápagos son varias especies de aves paseriformes que Charles Darwin recolectó por primera vez durante el segundo viaje del Beagle. Estos pájaros son de colores y pesan entre 8 y 38 gramos. Las diferencias más importantes entre las distintas especies son el tamaño y la forma de sus picos, que se corresponden con diferentes hábitos alimentarios.
La mayoría de los pinzones son aves terrestres que se posan en arbustos, árboles pequeños o directamente en el suelo, para alimentarse de frutas, hojas, ramas y semillas. Los pinzones vampiro beben la sangre de otras aves, como los piqueros, a los que pican en la base de la espalda, o rompen los huevos de estas mismas aves para alimentarse de las yemas. Los pinzones de los cactus viven en los cactus, anidan en los cactus, a menudo copulan en los cactus y se alimentan de néctar, flores y semillas de cactus. Los pinzones vegetarianos arrancan la corteza de los árboles y chupan la savia.[1]
Charles Darwin llegó al archipiélago de Galápagos en septiembre de 1835 y pasó un mes visitando cuatro de las islas más grandes, en las que recolectó muestras geológicas y biológicas. Darwin estaba interesado en la distribución geográfica de las especies, especialmente en la relación entre las especies de las islas oceánicas y las de los continentes cercanos. En su visita al archipiélago de las Galápagos Darwin mostró poco interés en los pinzones; en cambio, su atención se centró en la geología de las islas y en otro grupo de pájaros: los sinsontes. En San Cristóbal (Chatham), la isla más oriental del archipiélago, Darwin encontró un sinsonte similar a los que había visto anteriormente en Chile. También se percató de que todos los sinsontes de isla Floreana eran de una especie, los de isla Isabela de otra, y los de isla Santiago y las islas San Cristóbal de una tercera. Esta distribución le hizo preguntarse sobre el origen y la estabilidad de las especies. Darwin recolectó sinsontes y pinzones de las diferentes islas y los llevó de vuelta a Inglaterra, donde los presentó en una reunión de la Sociedad Geológica de Londres, junto con ejemplares de otros animales que había recogido durante su viaje. Debido a que Darwin no había etiquetado los ejemplares correctamente, le entregó las aves a John Gould, famoso ornitólogo británico, quien identificó 12 especies de pinzones (actualmente consideradas 13 especies) y varias especies de sinsontes. Gould llegó a la conclusión de que 25 de las 26 aves terrestres eran formas nuevas y distintas, exclusivas de las islas Galápagos, pero estrechamente relacionadas con las que se encuentran en el continente sudamericano.
En 1839 Darwin escribió que, “A pesar de que las especies son peculiares del archipiélago, casi todo en su estructura general, sus hábitos, el color de las plumas, e incluso el tono de voz, son estrictamente americanos”.[2]
Al comparar sus notas con las observaciones de otros miembros de la tripulación del Beagle, Darwin notó que las especies estaban a menudo confinadas en islas individuales, observación que apoyaba a su idea de la transmutación de las especies. Esta idea, fuente de debate en el siglo XIX, sugería que las especies podían cambiar (‘transmutar’), convirtiéndose en otras especies por medio de procesos de hibridación y aislamiento.
Darwin aplicó esta idea a sus observaciones sobre la distribución de los sinsontes de las islas Galápagos y concluyó que estos habrían surgido a partir de un único ancestro llegado desde el continente, que se habría diversificado dando lugar a múltiples especies. Dada la similitud entre todas las especies de sinsontes de las Galápagos con los sinsontes de tierra firme, Darwin no veía lógico atribuir a Dios la creación independiente de cada una de las especies en sus respectivas islas. Parecía mucho más razonable suponer que un ave ancestral había llegado de alguna manera a las islas desde el continente y desarrollado rasgos que la transformaron en nuevas especies.
En su conocido libro El Origen de las Especies Darwin expresa así su desacuerdo con la idea de que las especies de pinzones y sinsontes de las Galápagos hubieran sido creadas de forma separada:
“El hecho más llamativo e importante para nosotros en lo que respecta a los habitantes de las islas, es su afinidad con las del continente más cercano, sin ser realmente la misma especie. [En] el archipiélago de las Galápagos... casi todos los productos de la tierra y el mar llevan el sello inconfundible del continente americano. Hay veintiséis aves terrestres, y veinticinco de ellas han sido clasificadas por el Sr. Gould como especies distintas, supuestamente creadas aquí; sin embargo, la estrecha afinidad de la mayoría de estas aves con las especies americanas en todos los aspectos, en sus hábitos, gestos y tono de voz, es evidente... El naturalista que estudia los habitantes de estas islas volcánicas en medio del Pacífico, aunque situado a varios cientos de millas del continente siente sin embargo que está de pie en tierra americana. ¿Por qué debería ser así? ¿Por qué deberían las especies que se supone que se han creado en el archipiélago de Galápagos, y en ninguna otra parte, mostrar tan claramente un sello de afinidad con las especies creadas en América? No hay nada en las condiciones ambientales de las islas, en su naturaleza geológica, en la altitud o el clima, o en las proporciones en que las diversas clases se asocian entre sí, que se asemeje a las condiciones de la costa de América del Sur: de hecho existe una diferencia considerable en todos estos aspectos Por otro lado, existe un considerable grado de semejanza en la naturaleza volcánica del suelo, clima, altitud y tamaño de las islas entre los archipiélagos de las Galápagos y de Cabo Verde, pero ¡qué diferencia entera y absoluta entre sus habitantes! Los habitantes de las islas de Cabo Verde están relacionados con los de África, así como los de las islas Galápagos con América. Creo que este grandioso hecho no puede explicarse de ninguna manera por medio de la teoría ordinaria de la creación independiente; mientras que según la perspectiva aquí mantenida, resulta obvio que las islas Galápagos muy probablemente recibieran colonos de América, ya sea por medio de transporte ocasional o porque la tierra fuera continua en la antigüedad; y las islas de Cabo Verde de África; y que dichos colonos serían susceptibles de modificación; -el principio de la herencia aun traicionando su lugar de nacimiento”.[3]
Así, Darwin veía a sinsontes y pinzones como excelentes ejemplos de especiación, del surgimiento de nuevas especies a través de variación y selección natural. En 1845, en su libro El Viaje del Beagle, escribió,
“Al ver tal gradación y diversidad de estructura en un pequeño e íntimamente relacionado grupo de pájaros, uno podría fácilmente imaginar cómo desde la escasez original de pájaros de este archipiélago, una especie fue tomada y modificada para diferentes fines”.[4]
Estudios recientes parecieran confirmar la propuesta de Darwin. Varios científicos han observado que cuando cambian las condiciones ambientales de las islas Galápagos afectando el tipo de alimentos disponibles, se registran cambios dramáticos en la forma y el tamaño del pico en las poblaciones de pinzones. Por ejemplo, durante una grave sequía a finales de 1970, la mayoría de los pinzones murieron a causa de la falta de alimento y la población se redujo hasta el 15% de su tamaño normal. Los pinzones con picos gruesos y robustos sobrevivieron porque podían alimentarse de semillas grandes y duras, mientras que los pinzones cuyos picos eran más pequeños y delgados no podían.
El resultado fue que el tamaño y grosor medio del pico aumentaron en la población. Los científicos extrapolan esta observación y, suponiendo que el aumento de tamaño del pico y otros cambios similares son acumulativos, concluyen que la repetición de este tipo de eventos a lo largo de cientos de años podría dar lugar al origen de nuevas especies. La pregunta que nos hacemos es: ¿es correcta esta extrapolación?
El tamaño y forma del pico cambiaron en la población de pinzones porque los pájaros de menor tamaño, y pico menos robusto perecieron de hambre. Sin embargo, cuando las lluvias regresaron durante El Niño en 1982-1983, la sequía terminó y la vegetación normal de las islas, dominada por plantas que producen semillas pequeñas, creció de nuevo favoreciendo a los pinzones de picos más pequeños y delgados. Así, el tamaño medio del pico en la población de pinzones se redujo al tamaño normal previo a la sequía, sugiriendo que los cambios ambientales pueden provocar variaciones cíclicas en algunos rasgos de los organismos.[5]
Es posible que las variedades de pinzones y sinsontes en las Galápagos se originaran a partir de un ancestro común que vivió en el continente de América del Sur y emigró al archipiélago. Este proceso, comúnmente llamado microevolución, se refiere a la evolución que ocurre a nivel de especie,[6] cuando por medio de pequeños cambios una especie puede dar a lugar a una especie distinta, pero muy similar a la primera. Los evolucionistas afirman que la microevolución (la acumulación de pequeñas variaciones como el cambio en el tamaño del pico) podría conducir con el tiempo a la llamada macroevolución, que se refiere a cambios entre grandes grupos que implican nuevos patrones de organización y la aparición de nuevas estructuras. Aunque los pinzones y sinsontes de las Galápagos se citan frecuentemente como evidencias de evolución, la realidad es que las observaciones no han demostrado evolución lineal de una especie a otra, sólo cambios cíclicos en el tamaño medio del pico. La evidencia se ha exagerado para demostrar que la evolución tiene lugar, cuando en realidad no ha habido un cambio evolutivo neto.
La teoría de la evolución debería basarse en evidencias más sólidas que los cambios oscilatorios de algunos rasgos biológicos. Estos rasgos pueden aumentar o disminuir, siempre dentro de un determinado rango, pero no son suficientes para “transmutar” las especies como Darwin sugirió o para crear nuevos patrones de organización transformando una especie en otra completamente distinta. Tal como demuestran los pinzones de Darwin, los cambios en las condiciones ambientales pueden desencadenar variaciones adaptativas en algunos organismos que les permitan sobrevivir a dichos cambios. Si las nuevas condiciones se estabilizan y las subpoblaciones con distintas adaptaciones se mantienen separadas, estas podrían llegar a considerarse especies distintas, pero seguirían siendo variaciones de un mismo modelo original. Así, independientemente del tamaño y la forma de sus picos, los pinzones de Darwin son y seguirán siendo pinzones.
Referencias:
[1]Weiner, J. 1995. First Vintage Books.
[2]Darwin, C. R. 1839. Narrative of the surveying voyages of His Majesty’s Ships Adventure and Beagle between the years 1826 and 1836, describing their examination of the southern shores of South America, and the Beagle’s circumnavigation of the globe. Journal and remarks. 1832–1836 III. Henry Colburn, London.
[3]Darwin, C. R. 1859. On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life. John Murray, London. P. 397-398.
[4]Darwin, C. R. 1845. Journal of researches into the natural history and geology of the countries visited during the voyage of H.M.S. Beagle round the world, under the Command of Capt. Fitz Roy, R.N. John Murray, London. P. 380.
[5]Para más detalles acerca de los cambios observados en las poblaciones de pinzones de las Galápagos, consultar Jonathan Weiner, 1994, The Beak of the Finch, Vintage Books, New York; H. Leslie Gibbs and Peter R. Grant, 1987, Oscillating selection on Darwin’s finches, Nature 327:511-513
[6]Algunos científicos sitúan los límites de la variación, o especiación, a nivel de especie, otros a nivel de género y otros proponen que la microevolución podría incluso dar lugar a diferentes familias en algunos organismos. La mayoría de autores está de acuerdo en que la microevolución no pude generar nuevos planes corporales, nuevas estructuras o nuevos patrones de organización.